El Acuario Nacional de Cuba es un espacio modélico para generar la conciencia ecológica que necesita hoy el planeta...
Por: Maya Quiroga
En el habanero municipio de Playa se ubica el Acuario Nacional de Cuba, sitio que a lo largo de cinco décadas ha puesto en alto la labor medioambiental que se desarrolla en la Mayor de las Antillas.
“El centro posee importantes reconocimientos en el trabajo científico, educativo y recreativo. Muestra de ello es el premio Academia de Ciencias 2014 al Programa de Educación Ambiental del Acuario”, declaró Francisco Longino Franquiz Domínguez, vicedirector de Comunicación del Acuario.
Como parte del programa Conozcamos el Mar, en el Acuario se realizan talleres martianos y la Jornada Científica Infantil, en la cual participan niños de entre 8 y 15 años de edad con ponencias, dibujos, canciones y poesías. Otras actividades son los encuentros juveniles y los talleres de Educación Ambiental para los adultos mayores.
Sin dudas, el Acuario es un espacio modélico a la hora de generar la conciencia ecológica necesaria para salvar el planeta donde habitamos todos. De ello está convencida Luz Margarita Rodríguez, especialista en educación ambiental desde hace 23 años:
“Me parece que sí porque aquí en el Acuario se realizan reuniones de profesores, metodólogos, inspectores de educación, de los diferentes niveles de enseñanza, y han manifestado en varias ocasiones que los resultados en las asignaturas relacionadas con las ciencias naturales, en las escuelas, son excelentes. Los niños trasladan lo que aprenden aquí a la vida cotidiana”.
Las familias que visitan la instalación, que hoy pertenece al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, pueden acceder a los tradicionales espectáculos de ballet acuático, delfines y lobos marinos. En la parte más antigua del centro se han colocado inflables y los niños pueden bañarse en la piscina, además de apreciar el desempeño de magos, payasos y artistas circenses.
Otro de los encantos naturales del Acuario son las exposiciones permanentes de sus colecciones vivas y las presentes en la sala de colecciones marinas, que atesora una de las más grandes muestras de América Latina. Así lo ha constatado Franquiz Domínguez:
“El centro actualmente cuenta con más de 300 especies endémicas de Cuba y unos 3 000 ejemplares vivos, en correspondencia con su hábitat natural, entre ellos las gorgonias y las anémonas”.
Pero sin dudas, uno de los grandes platos fuertes para los más pequeños de casa son los talleres de verano que imparten especialistas de la institución científica. Cada verano, desde hace una década, alrededor de 60 niños participan en los talleres de biodiversidad marina, buceo, entrenamiento de delfines, entrenador de lobos marinos y natación.
A esa labor educativa se suman más de 40 profesores, entre buzos, entrenadores, biólogos, acuaristas, investigadores.
Luz Margarita Rodríguez ha dedicado más de una década a impartir clases en los talleres de verano: “Esta es una experiencia que nos propusimos hace más de diez años los especialistas del grupo de divulgación ambiental del Acuario para complementar la actividad que los niños realizan en las escuelas y hacerles llegar la diversidad de la flora y fauna marina del archipiélago cubano, en particular, transmitirles el mensaje de conservación y protección de las especies”.
De una forma amena, alejada del cualquier tipo de didactismo, Luz lleva la claridad a la mente de los talleristas:
“Hacemos todo lo posible porque en la parte teórica del taller, los conocimientos se impartan de una manera informal, fluida, dinámica: conversando, haciendo anécdotas, presentado animales taxidermiados.
La parte práctica comprende la alimentación de especies vivas. El objetivo es evitar que los niños se cansen o pierdan el interés en el tema.
”Cada taller está interrelacionado entre sí. Nos nutrimos unos de otros. El taller de biodiversidad dura cuatro días, de martes a viernes, y abarca de manera general todos los grupos zoológicos: desde el origen y formación de los mares y los océanos, hasta los peces, aves, reptiles y mamíferos marinos. Luego, entonces, los especialistas que trabajan el tema de los delfines o los lobos marinos, se nutren del conocimiento que reciben los niños en las clases de biodiversidad”.
Massiel Santos Valiente es hoy una jovencita de 15 años. Ella empezó a asistir a los talleres desde que tenía diez años.
“Fui con unos amigos en el verano para divertirnos y ampliar más mis conocimientos. En estos talleres te hablan del mundo marino, las aves, los peces. Nos enseñan cómo debemos cuidar el medioambiente para proteger a los animales en peligro de extinción.
”Lo que más me llamó la atención de esos talleres es que transmiten los conocimientos a través de medios didácticos para motivar a los niños a que continúen asistiendo. Cada año aprendes algo nuevo.
”Aunque ya no puedo participar en los talleres, por mi edad, pienso seguir ampliando mis conocimientos. Mi objetivo es estudiar la carrera de Biología en la Universidad. Mi familia contribuye al cuidado del medioambiente a través de proyectos de corte ecológico, como Cubanos en la Red”.
Fabio Simón Pita, de 12 años, asiste por vez primera a estos talleres, que le han llamado mucho la atención porque en ellos “aprendimos a nadar y sobre la vida marina. Participé en los talleres de buceo, entrenador por un día e interacción con las tortugas. Una gran parte de mis vacaciones las he pasado aquí en el Acuario. Esta es una experiencia inolvidable, bonita y divertida porque te enseñan conocimientos que te pueden servir para tus estudios en la Universidad. Me gustaría estudiar Medicina”.
El pequeño de ocho años, Irelio Enrique Sáez Barasal, cursa el de biodiversidad donde afirma que ha aprendido mucho:
“Hoy supe que los tiburones pueden tener hasta veinte hileras de dientes. Además, la maestra nos enseñó que si alguien mata a los tiburones se produce un desequilibrio en la vida marina. Me gustaría conocer sobre nuevas especies marinas. Esta mañana alimentamos a los tiburones y las tortugas. Cuando sea grande me gustaría estudiar Biología Marina”.
Luz Margarita Rodríguez se siente muy satisfecha por haber contribuido a la formación vocacional de muchos futuros hombres de ciencia:
“Es muy gratificante ver los resultados de la obra que una realiza, sobre todo cuando llevas tanto tiempo en la institución. Tenemos muchísimos jóvenes que hoy en día estudian en la Facultad de Biología y que han transitado por el Círculo de Interés Conozcamos el Mar y por los talleres de verano del Acuario. Otros estudian Medicina Veterinaria o el técnico medio en esa especialidad”, concluye la especialista.
Ya lo sabe, el Acuario Nacional de Cuba le ofrece la posibilidad, a usted y su familia, de disfrutar no solo durante el verano sino a lo largo de todo el año, de una manera sana y útil para mantener el equilibrio del medio natural.
“El centro posee importantes reconocimientos en el trabajo científico, educativo y recreativo. Muestra de ello es el premio Academia de Ciencias 2014 al Programa de Educación Ambiental del Acuario”, declaró Francisco Longino Franquiz Domínguez, vicedirector de Comunicación del Acuario.
Como parte del programa Conozcamos el Mar, en el Acuario se realizan talleres martianos y la Jornada Científica Infantil, en la cual participan niños de entre 8 y 15 años de edad con ponencias, dibujos, canciones y poesías. Otras actividades son los encuentros juveniles y los talleres de Educación Ambiental para los adultos mayores.
Sin dudas, el Acuario es un espacio modélico a la hora de generar la conciencia ecológica necesaria para salvar el planeta donde habitamos todos. De ello está convencida Luz Margarita Rodríguez, especialista en educación ambiental desde hace 23 años:
“Me parece que sí porque aquí en el Acuario se realizan reuniones de profesores, metodólogos, inspectores de educación, de los diferentes niveles de enseñanza, y han manifestado en varias ocasiones que los resultados en las asignaturas relacionadas con las ciencias naturales, en las escuelas, son excelentes. Los niños trasladan lo que aprenden aquí a la vida cotidiana”.
UN VERANO DIFERENTE
Recréate con el Mar, es el nombre de la campaña promocional que ha acompañado las actividades del acuario este verano. Desde el comienzo de la temporada estival, el centro abre sus puertas de martes a domingos, entre las 10:00 de la mañana y las 8:00 de la noche.Las familias que visitan la instalación, que hoy pertenece al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, pueden acceder a los tradicionales espectáculos de ballet acuático, delfines y lobos marinos. En la parte más antigua del centro se han colocado inflables y los niños pueden bañarse en la piscina, además de apreciar el desempeño de magos, payasos y artistas circenses.
Otro de los encantos naturales del Acuario son las exposiciones permanentes de sus colecciones vivas y las presentes en la sala de colecciones marinas, que atesora una de las más grandes muestras de América Latina. Así lo ha constatado Franquiz Domínguez:
“El centro actualmente cuenta con más de 300 especies endémicas de Cuba y unos 3 000 ejemplares vivos, en correspondencia con su hábitat natural, entre ellos las gorgonias y las anémonas”.
Pero sin dudas, uno de los grandes platos fuertes para los más pequeños de casa son los talleres de verano que imparten especialistas de la institución científica. Cada verano, desde hace una década, alrededor de 60 niños participan en los talleres de biodiversidad marina, buceo, entrenamiento de delfines, entrenador de lobos marinos y natación.
A esa labor educativa se suman más de 40 profesores, entre buzos, entrenadores, biólogos, acuaristas, investigadores.
Luz Margarita Rodríguez ha dedicado más de una década a impartir clases en los talleres de verano: “Esta es una experiencia que nos propusimos hace más de diez años los especialistas del grupo de divulgación ambiental del Acuario para complementar la actividad que los niños realizan en las escuelas y hacerles llegar la diversidad de la flora y fauna marina del archipiélago cubano, en particular, transmitirles el mensaje de conservación y protección de las especies”.
De una forma amena, alejada del cualquier tipo de didactismo, Luz lleva la claridad a la mente de los talleristas:
“Hacemos todo lo posible porque en la parte teórica del taller, los conocimientos se impartan de una manera informal, fluida, dinámica: conversando, haciendo anécdotas, presentado animales taxidermiados.
La parte práctica comprende la alimentación de especies vivas. El objetivo es evitar que los niños se cansen o pierdan el interés en el tema.
”Cada taller está interrelacionado entre sí. Nos nutrimos unos de otros. El taller de biodiversidad dura cuatro días, de martes a viernes, y abarca de manera general todos los grupos zoológicos: desde el origen y formación de los mares y los océanos, hasta los peces, aves, reptiles y mamíferos marinos. Luego, entonces, los especialistas que trabajan el tema de los delfines o los lobos marinos, se nutren del conocimiento que reciben los niños en las clases de biodiversidad”.
Massiel Santos Valiente es hoy una jovencita de 15 años. Ella empezó a asistir a los talleres desde que tenía diez años.
“Fui con unos amigos en el verano para divertirnos y ampliar más mis conocimientos. En estos talleres te hablan del mundo marino, las aves, los peces. Nos enseñan cómo debemos cuidar el medioambiente para proteger a los animales en peligro de extinción.
”Lo que más me llamó la atención de esos talleres es que transmiten los conocimientos a través de medios didácticos para motivar a los niños a que continúen asistiendo. Cada año aprendes algo nuevo.
”Aunque ya no puedo participar en los talleres, por mi edad, pienso seguir ampliando mis conocimientos. Mi objetivo es estudiar la carrera de Biología en la Universidad. Mi familia contribuye al cuidado del medioambiente a través de proyectos de corte ecológico, como Cubanos en la Red”.
Fabio Simón Pita, de 12 años, asiste por vez primera a estos talleres, que le han llamado mucho la atención porque en ellos “aprendimos a nadar y sobre la vida marina. Participé en los talleres de buceo, entrenador por un día e interacción con las tortugas. Una gran parte de mis vacaciones las he pasado aquí en el Acuario. Esta es una experiencia inolvidable, bonita y divertida porque te enseñan conocimientos que te pueden servir para tus estudios en la Universidad. Me gustaría estudiar Medicina”.
El pequeño de ocho años, Irelio Enrique Sáez Barasal, cursa el de biodiversidad donde afirma que ha aprendido mucho:
“Hoy supe que los tiburones pueden tener hasta veinte hileras de dientes. Además, la maestra nos enseñó que si alguien mata a los tiburones se produce un desequilibrio en la vida marina. Me gustaría conocer sobre nuevas especies marinas. Esta mañana alimentamos a los tiburones y las tortugas. Cuando sea grande me gustaría estudiar Biología Marina”.
Luz Margarita Rodríguez se siente muy satisfecha por haber contribuido a la formación vocacional de muchos futuros hombres de ciencia:
“Es muy gratificante ver los resultados de la obra que una realiza, sobre todo cuando llevas tanto tiempo en la institución. Tenemos muchísimos jóvenes que hoy en día estudian en la Facultad de Biología y que han transitado por el Círculo de Interés Conozcamos el Mar y por los talleres de verano del Acuario. Otros estudian Medicina Veterinaria o el técnico medio en esa especialidad”, concluye la especialista.
Ya lo sabe, el Acuario Nacional de Cuba le ofrece la posibilidad, a usted y su familia, de disfrutar no solo durante el verano sino a lo largo de todo el año, de una manera sana y útil para mantener el equilibrio del medio natural.
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