Confiesa
que es alegre, pero cuando habla de Fabio se entristece y a veces llora. Este
sábado 25 de septiembre, a las nueve de la mañana, hora de Cuba -las tres de la
tarde en Génova- tiene lugar la entrevista telefónica desde La Habana con Ora Bassi, madre
del joven italiano Fabio di Celmo, asesinado por una bomba de la CIA en el hotel Copacabana, el
4 de septiembre de 1997.
Hace
un evidente esfuerzo, y explica que Fabio era el más pequeño, el hijo que más
la quería, el más apegado siempre a ella.
«Yo lo
acompañaba a la escuela desde muy pequeño. Cuando mi esposo Giustino viajaba
por razones de trabajo, Fabio era el único que me acompañaba, porque Livio
estaba estudiando idiomas en Canadá, y Tiziana en la Universidad de
Bologna, donde se hizo doctora en Agronomía».
Me
había presentado telefónicamente desde La Habana: «Ora, soy un periodista cubano, del
diario Juventud Rebelde, y la estoy llamando desde la casa de Giustino en
la capital cubana. ¿Usted sabe que uno de los terroristas implicados en el
asesinato de Fabio está preso en Cuba?
-Sí,
mi esposo me llamó cuando ese otro mercenario, nombrado Chávez Abarca, fue
capturado en Venezuela. Yo leí algo en torno a eso. Además, Giustino me lo
contó.
«Toda
esa gente está financiada por el Gobierno de Estados Unidos. Con este testigo
se podrá aclarar más todavía que esta mafia actúa con la protección de la CIA y del Gobierno
norteamericano».
-¿Qué
piensa de esta captura?
-Esto
podría probar que todas las víctimas del terrorismo en Cuba fueron obras de la
mafia anticubana y de Posada Carriles, el cual tuvo la desvergüenza de decir,
luego de la explosión de la bomba que arrancó la vida de mi hijo menor, que él
«dormía como un bebé» y que Fabio estaba «en el lugar y en el momento
equivocados», como publicó el periódico norteamericano The New York Times.
-Mire,
la llamo también porque ahora Luis Posada Carriles y varias organizaciones
radicadas en Estados Unidos, pretenden realizar nuevas acciones violentas
contra Cuba y Venezuela. Queremos su opinión al respecto.
-Giustino
me llama con frecuencia, y precisamente ayer viernes me telefoneó para darme a
conocer las nuevas noticias y me comunicó que usted me llamaría.
«Nada
de la mafia de Miami me asombra, todos ellos viven de la contrarrevolución como
si fuera un gran negocio cualquiera».
Nuestra
entrevista, vía telefónica, se realiza desde la oficina del empresario italiano
padre de Fabio di Celmo. El hijo de Ora y Giustino, asesinado con 32 años, hoy
tendría 45. Ella nos responde, desde su casa, en Génova, Italia, mediante la
ayuda de su esposo, que actúa como intérprete.
Ora
Bassi, la esposa de Giustino y madre del joven Fabio, cumplirá 84 años el
próximo 13 de octubre, pues nació ese día de 1926.
Es la
última sobreviviente de una familia numerosa compuesta por seis hermanos, tres
hembras y tres varones. Giustino y ella se casaron el 18 de marzo de 1956.
Tuvieron tres niños: Tiziana nació el 29 de diciembre de 1956, y Livio, el 13
de marzo de 1958, ambos en Burzaco, provincia de Buenos Aires, Argentina,
porque en Adrogué, donde residían, no había hospital materno. El menor de
ellos, Fabio, vino al mundo en Génova, el 1ro. de junio de 1965, y sus restos
hoy descansan en el cementerio de Arenzano, en la propia ciudad de Génova.
Ora
viajó a Cuba por primera vez en julio de 1989, como turista, y visitó Varadero
con su esposo. Tras la muerte de Fabio, Giustino se sentía muy solo y le pidió
que viniera a Cuba, también con el ánimo de que personalmente eliminara
cualquier sospecha de que él no había cuidado al muchacho como era debido.
Ella
no quería venir, pero Giustino le dijo la mentira piadosa de que en la capital
cubana tendría la posibilidad de encontrarse con Fidel, abrazarlo y darle un
beso.
Ora
vino por fin el 31 de marzo de 2002, y varios días después, el 4 de abril de
ese año, en el acto por los 40 años de la UJC, pudo encontrarse con el Comandante en Jefe,
en el teatro Karl Marx, en Ciudad de La Habana, abrazarlo y darle un beso en nombre de
todas las mujeres italianas.
Esta
noble mujer vive sola en la calle Salvatore Quasimodo, en el barrio de Pegli,
en Génova, capital de la provincia de Liguria, en el noroeste de Italia. Una de
sus distracciones es cuidar del jardín de la terraza de su vivienda, donde
crecen margaritas, rosas y otras flores como el «garófano», que es el nombre en
italiano del clavel, flor típica de su país. Todos los inviernos los pasa junto
a su hija, quien vive en la ciudad de Bologna.
Según
Giustino, la madre de Fabio tiene muchas virtudes, es muy ahorrativa y no bota
nada que pueda tener alguna utilidad.
-¿Cuántos
nietos tiene usted? -Tengo dos de mi hija: Camila, de 17 años, y Federico, de
14. De Livio, tengo a Gaia, de nueve años.
«Aunque
ya me he acostumbrado a estar sola, la preocupación más grande que tengo es
precisamente la soledad, porque al perder a Fabio, prácticamente perdí también
a Giustino. Él me dijo que quería luchar en Cuba junto a ese maravilloso
pueblo, y este año no ha podido venir a verme por razones de su trabajo y de
sus actividades políticas.
«Conozco
por Giustino que ya Fidel cumplió 84 años, que está totalmente restablecido y
continúa luchando. Y sé también que cuando el Comandante escribe una nueva
reflexión, a mi esposo hay que buscarlo pegado al televisor. Le mando otro
abrazo y otro beso a Fidel y un saludo a todos los cubanos».
(Publicado en Juventud Rebelde)
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