Nada más emotivo que ver a cientos de niños por toda la Isla, “llevando en sus manitas de hombre fuerte”, parafraseando a
José Martí, un ramito o una flor para tirársela al
Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán en el mar, donde desapareciera hace 58 años, o en cualquier río, presa o arroyo de este país.
Enorgullece verlos caminando junto a sus maestros, a sus padres, o
solos, cuando la vida se los permite, y no son los únicos, pues para
homenajear a Camilo la edad nada define. Ese día, la abuela o el abuelo
que de niños ya lo hacían, vuelven a recordar aquellos años infantiles o
mozos, y flor en mano, van dispuestos y alegres a donde brote cualquier
hilito de agua.
El lugar no es lo importante, lo esencial resulta el sentido tributo recordatorio al
Señor de la Vanguardia,
al hombre de la sonrisa franca y el sombrero alón, al Camilo Cienfuegos
de las mil anécdotas, al habanero campechano, hijo de españoles, quien
en corto tiempo logró llegar al corazón del pueblo, y desde allí
multiplicarse en miles: eso es lo que vale.
Mas no todos saben quién fuera el iniciador de tan bella tradición.
Muchos niños y jóvenes desconocen, y debieran saberlo, lo cual
constituye una tarea aún pendiente para el maestro cubano, que su
promotor fue el Che: el Comandante Ernesto Guevara, el jefe, amigo y
compañero fiel de Camilo, a quien calificara como el Señor de la
Vanguardia.
Su hija Aleida Guevara March ha contado la manera en que todo
comenzó: “Recuerdo una tarde en el malecón, papi iba a manejando el
carro, con mami, mi hermano Camilo y yo, y de pronto paró el auto. No
recuerdo si íbamos al malecón en especial o si íbamos por la zona, lo
que sí sé es que paramos. Él nos bajó a Camilo y a mí, nos encaramamos
encima del muro del malecón, y habló con nosotros. Algo nos explicó, no
recuerdo con exactitud, pero sé que fue el primer momento en que yo
recuerdo haber tirado una flor al mar a Camilo”.
A partir de la idea del Che, a través de Radio Reloj y en la revista
Verde Olivo de octubre de 1960 fue publicado un patriótico llamamiento
con el título de
Una flor para Camilo, que decía en uno de sus
párrafos: “Ese día, el 28 de octubre, que fue cuando Camilo emprendió
ese trágico vuelo sin regreso desde Camagüey, a donde había ido a
desbaratar una traición, nuestro pueblo rendirá un sencillo y profundo
homenaje al glorioso Comandante: ese día cada cubano llevará una flor al
mar, en recuerdo de Camilo. Esa flor será el símbolo; el avance
decidido de la Revolución, será la expresión material de esos
sentimientos que unen al pueblo de Cuba con el que fue y será uno de sus
líderes más queridos”.
Fidel estuvo entre los cubanos que aquel 28 de octubre de 1960 acudió
al Malecón habanero a homenajear al desaparecido Comandante Rebelde que
no estaba en contra suya ni en la pelota: “Llegó en horas de la tarde a
las cercanías del Castillo de la Punta y enseguida fue rodeado por una
multitud de habaneros. El líder de la Revolución pudo llegar al muro del
Malecón, al cual subió para saltar luego hacia los arrecifes. Se acercó
todo lo más posible al mar y desde allí lanzó a las olas una blanca
flor para el héroe de Yaguajay”.
De entonces acá, cada 28 de octubre se repite la peregrinación en
homenaje a Camilo, quien a sus 27 años era ya el más carismático de los
rebeldes y que, como afirmara el Che, en su renuevo continuo e inmortal
se ha convertido en la imagen del pueblo.
Camilo Cienfuegos Gorriarán:
(La Habana, 6 de febrero de 1932 – 28 de octubre de 1959) Combatiente
y revolucionario cubano. Expedicionario del Yate Granma. Conocido como
"El Comandante del Pueblo", "El Señor de la Vanguardia", "Héroe de
Yaguajay" o "El Héroe del Sombrero Alón. Falleció el 28 de octubre de
1959, en un accidente de aviación a causa del mal tiempo mientras
retornaba de Camagüey a La Habana a bordo de su avión ejecutivo.
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