El 27 de enero pasado, estaba con Lola y Mingo en Luyano. Los fines de semana voy a acompañarlos, ahora que Mingo engrosa las filas de la demencia y que Lola necesita un poco de compañía.
Terminaba el noticiero cuando un ruido ensordecedor iba en aumento y extrañadas abrimos la puerta para saber... y comenzó la pesadilla... segundos eternos... Una pared oscura de piedras volando y sonando, luces, quizás los cables o el roce de los objetos... Cerramos en el acto. Lola corrió al cuarto mientras me gritaba que era el fenómeno, Mingo ya curioso estaba parado en el pasillo, la luz intermitente. De repente colapsó el pasillo mientras desconectaba los equipos y al mismo tiempo se abre una hoja de la puerta y la ventana delantera. Una manga de viento, arenilla, piedras... Corrí hacia la puerta y no podía cerrarla, comencé a gritar a mi mama por ayuda pero no ella podía salir al pasillo. Ruido de cosas destruyéndose, cristales volando. Intente usar mi pierna y al exponerla algo me golpeó en el muslo. Se oían gritos... Finalmente logre cerrarla, se hizo un silencio... “EL” se había marchado. Comenzó a llover y a oírse un lamento repetido "lo perdimos todo". Tamara la vecina de al lado y su niña, encerradas en el baño nos pedían ayuda, temían que su casa se hubiera desplomado. Pero seguía en pie. Le dimos refugio a sus cuerpos pero sobre todo a sus almas, que temerosas y no entendían que había pasado. La telefonía colapso, los vecinos se gritaban para comprobar el estado de todos La noche oscura, luego de comprobar que estábamos bien, empezamos a percatarnos de los daños, por el pasillo ya sin techo comprobamos que los tanques de agua ya no estaban, el sillón del pasillo quedó trabado al final en la cocina, los adornos destruidos, el piso lleno de pedazos de cualquier cosa y mucho fango. Logré comunicar con David, Carolina, la vecina de Abelito. Costo comunicar con la otra hija de Tamara que estaba a solo unas cuadras y allí no había sucedido nada más allá de lluvia y un poco de viento. Eran solo las 9 de la noche, hacía frío y todas estábamos nerviosas. Mingo solo sabía que algo anda mal. Las sirenas no pararon de sonar en toda la noche. Finalmente logramos dormir.
Ya el 28 de Enero, una de las mañanas más tristes de este año que comienza, la gente entre curiosidad, asombro, lágrimas y vivencias, se acumulaba en las calles. Luego comenzaron a trabajar. Llegó David, más tarde Abel y Darío. Sobre el techo un gran arbusto, una máquina de coser!!! y muchos pequeños pedazos de cualquier cosa. La báscula de la bodega salió volando, atravesó la calle y fue a parar al garaje de los vecinos. En el patio la viga que partió el techo del pasillo bastante pesada. Abel salió a buscar pedazos de tejas de aluminio para poder cerrar el pasillo, las estiró entre saltos de su pesado cuerpo y entre todos y con ayuda de Alberto el vecino, lograron armar algo más seguro. Ya tengo las tejas, (gracias a todos los que colaboraron en ese empeño, somos un equipo) poco a poco iremos devolviendo las cosas a su estado. Seguimos sin luz creo que demorará, a diferencia de los ciclones, esto es picadillo de cables.
Todavía sin gas, pero no ha faltado el apoyo de todos Magile, la familia de Noly, Caro, Lenin, las primas que ya conocen, una vecina de al frente que tiene gas y toda la solidaridad de este mundo, y muchos que se han bridado de corazón (Claudia C gracias por tu mensaje pero no tenía mucho saldo para contestarte). Vino el agua un rato pero nadie tiene tanque y se botó bastante.
El paisaje sigue desolador, los escombros van menguando porque increíblemente, la gente ha pasado revisando y reciclando, creo que se quedaría corta su imaginación.
Lola para los que la conocen se crece siempre, nada la derrumba, ustedes lo saben.
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