martes, 29 de abril de 2014

De la flora cubana, ¿cuánto sabes y quieres saber?

El proyecto PLANTA de la Sociedad Cubana de Botánica surge para “prender” el conocimiento en torno a nuestra flora y motivar iniciativas que contribuyan a su conservación.

Si caminas por la calle y de repente, alguien intercepta tu paso y te pide que le menciones al menos tres plantas cubanas que conozcas, ¿cuáles dirías sin pensarlo mucho?

Solo te regalo unos pocos segundos, pues se trata de que el conocimiento aflore inmediatamente y no se rebusque demasiado en nuestro “archivo mental”. Al final, podemos sorprendernos, y no precisamente para bien, porque la gran mayoría de las personas sometidas a ese tipo de pregunta al azar, solo atina a mencionar rápidamente la palma real y la ceiba. Unos pocos añaden una tercera, y casi siempre es la mariposa que, a pesar de ser nuestra flor nacional, no es endémica de Cuba sino de la región asiática del mundo.

Más del 50% de la flora cubana son especies endémicas o propias de nuestra tierra. Se reportan unas 11 000 especies. Cuba ocupa el primer lugar en las Antillas por el endemismo de plantas superiores. Entre los endémicos más notables están: la Palma corcho, el marañón de la maestra o mantequero, la Palma barrigona, el Aguacate cimarrón, el pino de Mayarí, el pino de la Maestra.
En Cuba existen 33 áreas de alto endemismo vegetal, delimitadas de acuerdo con las semejanzas florísticas de cada grupo. 
Pero un desconocimiento generalizado de nuestra flora y su riqueza se extiende, constatable en estudios y encuestas que hemos realizado; y es una pena que incluso visitantes foráneos sepan más de ella que los propios habitantes del país, afirma el biólogo Alejandro Palmarola Bejerano, quien trabaja en el Jardín Botánico Nacional y es además vicepresidente de la Sociedad Cubana de Botánica.

Urge desarrollar iniciativas que estimulen el interés por la flora cubana, añade, y es por ello que desde hace un año y medio, aproximadamente, existe el proyecto ecológico PLANTA, perteneciente a la Sociedad.

—¿El nombre del proyecto responde a un sustantivo o a un verbo?

—Pregunta oportuna, porque en realidad se trata de un verbo, ya conjugado, claro. A los ecologistas se nos asocia con la idea de plantar árboles, pero en realidad estamos apostando por plantar conocimientos en torno a esta temática en la población cubana. El proyecto no es más que una iniciativa para la conservación de la flora nuestra.

“Cuba no puede ser solo el símbolo del ron, el tabaco y la música, pues contamos con otras riquezas. En cuanto a la flora, contamos con un número considerable de plantas por kilómetro cuadrado en relación con otros países de la región y del mundo, y pocos lo saben”.

Los hacedores de PLANTA tienen tres líneas de trabajo fundamentales, explica Palmarola Bejerano. Una de ellas es la educación, a partir de una serie de intervenciones a nivel comunitario y escolar que desplegamos; se tiene también la vertiente de la capacitación a quienes ejercen la labor educativa y la línea de la comunicación, destinada precisamente a ganar en visibilidad en la sociedad, con spots televisivos, afiches, y otras alternativas.

La idea de unir a biólogos, sociólogos, realizadores audiovisuales, diseñadores, fotógrafos, ecologistas todos en primer lugar, responde a la necesidad de agrupar todas las especialidades que en definitiva, puedan colaborar directamente con nuestra idea, agrega el también profesor de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana.

La presencia de las ciencias sociales es vital en el desarrollo de proyectos como este, acota, teniendo en cuenta que muchas veces sabemos lo que queremos decir pero no sabemos cómo hacerlo.

“Trabajamos con niños en los barrios y en las comunidades, aunque en ocasiones también nos hemos acercado al ámbito escolar, con el desarrollo de determinados círculos de interés. Dirigimos nuestra iniciativa al trabajo con los jóvenes, en especial con aquellos que cursan estudios en la Facultad de Biología. A ellos los implicamos con excursiones, acercamiento a distintas áreas protegidas, campamentos en zonas específicas…Y con los adultos mayores creamos recientemente otras alternativas de socialización del proyecto.

“El año pasado hicimos el Festival de la Ciencia en su primera edición, en La Habana Vieja, y fue asombroso que más de 5 mil personas asistieran. Repetiremos la misma programación este año, aunque aún no hemos seleccionado el municipio y nos regiremos por el mismo principio de que no es necesario ni venta de comida ni música. El afán por saber un poco más sobre ciencia late en el interior de la gente y ofrecerles la oportunidad de hacer experimentos, verlos, comprenderlos y abundar más en conocimientos de este tipo los acerca a su motivación inicial”.

—Del monte soy aparece entonces como la cara más visible de PLANTA…

—Ciertamente ese video clip nos ha dado la posibilidad de darnos a conocer a través de la televisión. Tony Ávila, con su jocosidad característica, nos regaló Del monte soy e involucramos luego a Laritza Bacallao, Ivette Cepeda y Miriela Moreno, junto al conjunto de cuerdas Frasis. Así proyectamos una imagen del proyecto a través de una modalidad artística pero que a la postre reporta ganancias, pues nos damos a conocer y sumamos a más personas.

“Tenemos muchos proyectos en perspectiva futura, y para concretarlos se necesita de presupuesto, claro, pero sobre todo de más gente. Organizamos charlas en los museos municipales y en el propio Jardín Botánico que próximamente arribará a sus 30 años de fundado. Nos hacen falta más manos para hacer todo lo que queremos, por ejemplo, como La Mascota Verde, que es un sub proyecto dentro de PLANTA que se dirige en especial a los niños. Somos hacedores de sueños en defensa de nuestra flora, su conocimiento y conservación, y mientras más personas se nos unan, más cultura botánica habrá en la población”, concluyó Palmarola Bejerano.

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