martes, 6 de mayo de 2014

No hay adiós para Formell, el Vanvanero mayor


Solo el crear la popular y ya mítica orquesta Los Van Van le hubiera valido a Juan Formell—fallecido sorpresivamente este primero de mayo— un puesto en la historia del pentagrama en Cuba. El conductor del tren de la música cubana será recordado no sólo por marcar la diferencia y establecer el paradigma de la música popular en la segunda mitad del siglo XX en Cuba, sino además por revolucionar los ritmos bailables, adicionando el songo y el “buey cansado” a la banda sonora de la vida de generaciones de cubanos.

Aún hoy, después de más de cuatro décadas de labor, Van Van sigue fuerte en los primeros lugares de la popularidad entre bailadores y críticos por igual, posición a la que mucho ha contribuido la certera guía de Formell, cuya trayectoria y aportes a la gloria de la cultura cubana le valieron el Premio Nacional de Música, el galardón más importante de su tipo en el país, y más recientemente el Grammy Latino a la Excelencia Musical.

Habanero de pura cepa, Juan Formell nació el dos de agosto de 1942 y realizó sus primeros estudios musicales con su padre Francisco Formell, flautista, pianista y arreglista, y debe parte de su formación como compositor e instrumentista a nombres imprescindibles del escenario cubano como Félix Guerrero, Rafael Somavilla, Armando Romeu, Antonio Taño y Orestes Urfé.

Integró las agrupaciones de Pedro Jústiz (Peruchín), Guillermo Rubalcaba y Carlos Faxas —donde se inició como orquestador y compositor con títulos como el hit De mis recuerdos, que interpretara Elena Burke—, antes de pasar a la orquesta de Elio Revé.

 De este período sobresalen sus aportes a los conjuntos charangueros en Cuba, entre los que se cuentan la incorporación del bajo eléctrico y los teclados en sustitución del contrabajo y el piano acústico, las tres voces, la amplificación acústica en los violines, entre otras innovaciones claves para el desarrollo de la música popular bailable como la conocemos hoy.

En varias entrevistas, una de ellas concedida brevemente a Cubahora, Formell reconoció la gran influencia de Revé, su manera de dirigir y lo que aprendió mientras estuvo bajo su dirección en lo que sería su empresa y legado más importante: Los VanVan, creada a finales de 1969, con la que continúa y amplía su búsqueda y experimentación en materia musical.

El songo, denominado así por él mismo y José Luis Quintana (Changuito), ha sido uno de los determinantes en su creación, marcada por piezas de éxito como Te traigoChirrín chirránLlegué, llegué, Que no, que no, El baile del buey cansao, Por encima del nivel, La Habana no aguanta más, Anda ven y muévete, Artesanos del espacio, La titimanía y El negro no tiene ná, que todavía suenan en fiestas y arreglos hechos por otros artistas con el mismo atractivo de hace más de tres décadas.

Aunque se lo liga indisolublemente al destino de Van Van, Formell mantuvo su trabajo como compositor y orquestador, poniéndole música a poemas de Nicolás Guillén y escribiendo para obras de teatro y cine.

Más de 20 discos guardan el patrimonio creativo de este as de la música popular bailable, todos ellos tesoros por ser testimonios de una época y el genio de quienes aparecen en sus pistas, y por los que ganó multiples reconocimientos, entre ellos el prestigioso Granmy en 1999 por "Llegó... Van Van" (Van Van is here).

Su repentina muerte deja un innegable vacío en los corazones de los vanvaneros incorregibles, que lo seguían a él y a sus orquestas por salones de baile, teatros y pistas en la que se presentara. Si es verdad que no se muere totalmente mientras haya quien te recuerde, Formell vivirá mientras haya quien mueva los pies al ritmo del buey cansao o de un “pan paran paran pan pan” familiar.




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