viernes, 28 de marzo de 2014

Hijo de inmigrantes y además: inmigrante digital

¿Nativo o inmigrante digital?¿Me ayudan a saber qué soy?...
Arturo Chang - Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.
28/03/2014


Yo que nací en el puerto de Casilda, a una legua al sur de de Trinidad, sentí herido mis sentimientos cuando a principios de la década de los 70 del siglo pasado fui desechado de un grupo de trinitarios escogidos para investigar con ellos la manera de hablar o pronunciar de los habitantes de esa villa espirituana, que recientemente cumplió medio milenio de fundada.

Miré desafiante a aquellos alumnos de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, y como disculpa una de ellas dijo: “es que no sabemos bien, pero tú no hablas como trinitario, pudiera ser porque no eres de la misma ciudad, no sé…”.

¿Cómo de oírme un par de frases me apartaron de la muestra de una investigación en la cual yo sentía que reafirmaría mi condición de trinitario?

La crisis se intensificó cuando meses después el profesor de idioma chino en la habanera Escuela Abraham Lincoln (hoy sede del Instituto de Relaciones Internacionales) tras afirmar en plena clase que yo no hablaba el mandarín con el dejo de los cubanos, aguzó el oído para escucharme y triunfante dijo: “Es que usted habla cantonés y está aquí aprendiendo mandarín.”
Por suerte, un condiscípulo de la escuela de idiomas que también estudiaba chino, Max Figueroa (hijo) me aclaró que yo tenía interferencias lingüísticas hacia el mandarín y el habla popular trinitaria porque quizás desde mi nacimiento hablaba el idioma de mis padres (ambos de Cantón) y el español, lo cual le confirmé para escuchar luego su detallada explicación del uso de un oscilógrafo para confirmarlo.

Vivo con esas y otras experiencias de que cuando era niño hablé con habitantes del Barrio Chino de La Habana, sin entender lo que respondían. Por fortuna mi tío aclaró que por la convivencia de tanto tiempo cada uno llegó a entender el dialecto de los demás, pero sin renunciar a hablar al suyo, por lo cual debía de prestar atención hasta que los comprendiera algún día.

Son las consecuencias de ser hijo de dos campesinos asiáticos que vinieron del sur de China hacia la caribeña Cuba, lo cual provocó y sigue causando situaciones no comunes en el hablar y también por mis rasgos físicos que han creado confusiones en Moscú, Pyongyang, Hanoi, Ciudad Ho Chi Minh y hasta en zonas habaneras como El Laguito y el elevador del edificio de F y Tercera en La Habana, incidentes que prometo compartir en otra ocasión, pues ahora choco con que lo mismo me clasifican como nativo digital que soy incluido entre los inmigrantes digitales y si protesto, exponen razonamientos que me desconciertan.
Resulta que hace ya un tiempo, durante un encuentro en un teatro lleno con más de 200 maestros y cuadros de Educación de la provincia de Villa Clara, se me ocurrió referirme a algunos fragmentos de “Nativos Digitales, Inmigrantes Digitales” escrito en 2001 por Marc Prensky, quien dijo:
“Me resulta sorprendente cómo con todo el alboroto y el debate hoy día acerca del declive de la educación en los Estados Unidos ignoramos su causa más fundamental. Nuestros estudiantes han cambiado radicalmente. Los estudiantes de hoy ya no son el tipo de personas que nuestro sistema educativo pretendía formar cuando fue diseñado.”

“Los estudiantes de hoy no han cambiado solo gradualmente con respecto a los del pasado, no han cambiado simplemente su argot, su ropa, sus adornos corporales o su estilo, como había ocurrido hasta ahora entre las distintas generaciones. Ha tenido lugar una auténtica discontinuidad. Podríamos incluso llamarlo una “singularidad”: un acontecimiento que cambia las cosas de manera tan fundamental que no hay vuelta atrás. Esto que damos en llamar “singularidad” es la llegada y rápida propagación de la tecnología digital en las últimas décadas del siglo XX.”

“Resulta claro ahora que como resultado de este entorno omnipresente y del enorme volumen de su interacción con él, los estudiantes de hoy piensan y procesan la información de manera fundamentalmente diferente a sus predecesores.”

“¿Cómo deberíamos llamar a estos “nuevos” estudiantes de hoy? Algunos se refieren a ellos como la Generación-N [por Net] o Generación-D [por Digital]. Pero la designación más útil que he encontrado para ellos es Nativos Digitales. Nuestros estudiantes de hoy son todos “hablantes nativos” del lenguaje digital de los ordenadores, los videojuegos e Internet.”

“Entonces, ¿en qué nos convierte esto a los demás? Aquellos de nosotros que no nacimos en el mundo digital, pero que, en algún momento más avanzado de nuestras vidas quedamos fascinados y adoptamos muchos o la mayoría de los aspectos de la nueva tecnología somos, y siempre lo seremos en comparación con ellos, Inmigrantes Digitales.”

Varios participantes del encuentro expresaron que era un asunto del cual había que ocuparse, pues lo mismo que a los estudiantes de Estados Unidos, debe estar ocurriéndoles a los cubanos.

Al salir del teatro, una maestra entrada en años se acercó y me dijo: “Usted dijo que está entre los inmigrantes digitales, pero yo he leído la sección semanal (A la vista) que escribes en el periódico Vanguardia y he sabido de lo que intentó hacer con el QuipusNews creado por Grupo Chasqui de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas allá cerca del año 2000 y creo que eres un nativo digital”.
Le riposté con que nací en 1952, en un entorno en el cual me desenvolví entre relojes de cuerda, radios y televisores de bombillos, teléfonos de darle vuelta y más vuelta a una manigueta hasta que respondieran del centro telefónico, y que todos las cosas eran metálicas hasta que fue apareciendo lo que llamábamos pasta y que hoy le dicen plástico, y no recuerdo cuántas descripciones más, hasta reafirmar: “por eso, soy un inmigrante digital”, pero apenas cerré la boca ella dijo: “Está bien, eres un inmigrante digital como mismo eres hijo de inmigrantes chinos, pero sin dejos al hablar, y si los tienes, hay que detectarte con un oscilógrafo”.

  • Se denomina nativo digital a todas aquellas personas nacidas durante o con posterioridad a las décadas de los años 1980 y 1990, cuando ya existía una tecnología digital bastante desarrollada y al alcance de muchos.
  • El término inmigrante digital engloba a todos aquellos nacidos entre los años 1940 y 1980, ya que han sido espectadores y actores generalmente privilegiados del proceso de cambio tecnológico.

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